Bongo es un hermoso perrito (más bien, perrote) labrador negro, que como muchos, fué "echado a la calle a su suerte, en cuanto se ensarnó". Afortunadamente
Bongo vivía a 1 cuadra de mi casa y él se acercó solo a pedir ayuda. En la madrugada del 15 de Septiembre, cuando había fiesta y juegos pirotécnicos en las casas vecinas,
Bongo llegó a echarse a mi puerta.
Mis perros ladraron un poco pero no lo suficiente para que yo saliera a ver si había algo raro, sin embargo a la mañana siguiente,
Bongo seguía ahí echado como esperando ser descubierto.
Desde ese día empecé a alimentarlo en la puerta, y a ponerle un remedio en su agua, pero ví que de pronto venía otro perrito a comer y él cedía su comida, o algún perrito sano bebía de la misma agua, entonces decidí meterlo a casa, en un área separada.

Le puse un kennel y en cuanto entró supo que ahí estaba a salvo, protegido, resguardado y era
amado. Durmió y durmió por varios días, solo salía a comer, defecar y orinar y regresaba a su cucha a dormir.
Sus amigos en la calle venían a buscarlo, y él ladraba desde dentro de la casa saludándolos, con un ladrido lastimoso como extrañándolos, y suspiraba...
Qué difícil es ver cuando un animalito sufre y extraña a un amigo, de su compañero de juegos y de juerga, y solo suspira su ausencia, sin entender mucho del mundo humano.
Una vez afuera de la casa lo solté y corrió hacia su "ex-casa" y yo corrí tras él, me quedé a lo lejos (no hay bardas) para ver si era bien recibido, y ví con el gusto que él entraba, movía la cola, saltaba, para saludar a la "ex-dueña" (?). Sólo escuché unos gritos y ví cómo se agitaba una escoba. Ya estaba a punto de entrar a sacarlo cuando el perro salió con la cola baja y lo llamé. Se vino conmigo, pero se le notaba muy triste y cabizbajo, con la cola entre las patas. "Ven, acá sí te queremos" le dije con un abrazo.
Como todos los casos con sarna que he podido ayudar,
Bongo tuvo una respuesta estupenda al tratamiento homeopático y de fitoterapia, combinado con una buena nutrición y en este caso utilicé también Inmunest. Fueron suficientes solamente 3 ampolletas. El perro tuvo una mejoría excepcional en muy poco tiempo. Además de que estaba muy desnutrido, tuvo que tener una alimentación natural especialmente buena, y de acuerdo a sus necesidades.